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martes, 14 de julio de 2009

Diversos horizontes en la comunicación universitaria

En la mesa redonda sobre Diversos horizontes en la comunicación universitaria, organizada por la UIMP, se ofrecieron algunos puntos de vista interesantes.

Francisco Toledo Lobo, Rector de la Universitat Jaume I de Castellón, presidente de la Red de gabinetes de comunicación de la CRUE, negó que en España hubiera demasiadas universidades (ha pasado de 28 en 1975 a las 77 actuales: 50 públicas, 27 privadas, y 5 no presenciales -de las cuales sólo imparten docencia dos privadas: UDIMA y UOC y una pública: UNED-) ya que estamos en la media europea: 1,7 universidades para cada millón de personas (hay 45 millones, de los que 3.7 corresponden a jóvenes entre 18 y 24 años), aunque no en la media norteamericana (Estados Unidos tiene más de 8000 y sólo Nueva York, 64 campus en la parte pública).

Sin embargo, considera que hay poca variedad en la oferta, cosa en la que coincidió también Santiago Íñiguez de Onzoño, Rector de IE Universidad y decano de IE Business School, quien considera aque la especialización y la diversificación de la oferta es esencial.

Iñiguez dibujó el nuevo escenario universitario en el que se están produciendo:

  • Fusiones de universidades. Ocurre en Helsinki (entre Escuelas de Negocios, Ingeniería y Arquitectura), en Francia con las Grandes Ècoles financiadas por las Cámaras de Comercio, en Manchester con la fusión de dos universidades en la misma sede.
  • Franquicias, de las que las universidades autralianas son una referencia importante.
  • Alianzas internacionales entre universidades,
  • La entrada inevitable de nuevos competidores como las Universidades Americanas en Europa (Pitsburg en Londres, …), las Big for-profit universities, las Fundaciones personales (esta semana se le pedía por carta a Bill Gates), las consultoras que crearán sus propias universidades y la creciente oferta on-line.

Coincidió con Juan Freire Botana, Profesor Titular de Biología. Universidad de A Coruña, en que la universidad ya no es la única generadora de conocimiento, ya no será más la reserva del conocimiento, aunque, considera que es un factor clave en la implantación economía del conocimiento.

Personalmente estoy de acuerdo con Juan Freire en que la tecnología es la parte más visible de un cambio cultural y organizacional al que estamos asistiendo y en el que estamos inmersos como sociedad. En este proceso, las universidades, como muchas grandes instituciones, están en una situación de cambio acelerado, con mucha inercia, les cuesta mucho cambiar, y en estos momentos está asumiendo retos de hace diez o veinte años. Se plantea ahora preguntas que muchas empresas y la propia sociedad civil ya se planteó en la década de los 80 y 90, y eso nos está haciendo perder el foco de lo que está pasando en el siglo XXI. Franciso Toledo recordó que en 1988, 400 universidades europeas, por iniciativa de la comunidad educativa, firmaron una Carta Magna en la que solicitaban la necesidad de libre circulación del conocimiento y de los profesionales. Esto se recoge en 1998 en la Declaración de Bolonia, y ahora se pone en marcha.

En este proceso de cambio, las universidades va retrasadas. Se están centrando mucho en la sociedad del conocimiento y ya estamos viviendo una fase posterior que es la que impone una sociedad en red. Están haciendo una comunicación unidireccional, mientras que lo que ahora tiene valor es la multidireccional y distribuida (conversación, escuchar y saber responder).

Nuevamente coincido con Juan Freire en que el conocimiento ya no es tan importante, porque es abundante y de calidad. Las empresas saben donde ir a buscarlo.

Por tanto, en un contexto en el que la tecnología es la parte más visible de un cambio cultural y organizacional al que estamos asistiendo y en el que estamos inmersos como sociedad, la universidad debe centrarse más en los procesos de aprendizaje y en involucrar a la sociedad y las organizaciones, que en los contenidos puestos que éstos han perdido valor. Francisco Toledo lo apuntaba graficamente diciendo que hemos pasado de vivir de la renta académica a necesitar una actualización inmediata y, por tanto, a un modelo en el que durante un periodo de tiempo (en España, de cuatro años) se ofrece lo que se consideran los conocimientos más estables y después será necesario actualizarse constantemente mediante masters o cursos de especialización.

Dado que el conocimiento se genera en diversas fuentes, Santiago Iñiguez considera que debemos involucrarnos en el participatory learning, poner contenidos for free on-line y participar en sistemas de acreditación los nacionales, pero también en ls internacionales (AACSB, AMBA, EFMD-EQUIS. Hay que armonizar la oferta, la financiación y ofrecer transparencia y comparabilidad.

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