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domingo, 27 de mayo de 2012

El informe OPAL recoge el trabajo realizado por la UdIE-UV con los OER

El Informe del Proyecto OPAL (pág 10-11), que forma parte del Lifelong Learning Programme, recoge el trabajo que realiza la Unidad de Innovación Educativa de la Universidad de Valencia (UdIE-UV) con los recursos educativos abiertos (OER). En el se menciona el curso Nuevas Alfabetizaciones y Nuevos Entornos Conectivistas (NANEC) como un ejemplo de ello.

lunes, 14 de mayo de 2012

Análisis de datos y cursos masivos

Acabo de leer un interesante artículo de Dan Pontefract en el que explica la inversión a medio-largo plazo realizado por las principales universidades norteamericanas en proyectos de formación masiva y gratuita.
Explica que toda inversión se realiza en pos de unos objetivos y que éstos parecen estar relacionados con el análisis de los hábitos y comportamiento de grandes masas de estudiantes ante una determinada situación educativa.
Realmente estudiar el comportamiento de los estudiantes se ha hecho siempre. De ahí las numerosas teorías educativas elaboradas al respecto. La diferencia es que con las herramientas de análisis de datos actuales el resultado es mucho más certero.
Tampoco es sorprendente que con los datos obtenidos traten de recuperar la inversión en el ámbito corporativo. De hecho si sus recursos humanos están bien formados las empresas generarán valor de mercado.
Entretanto todo queda reducido a un puro intercambio de datos (estudiantes) por conocimientos (institución).

La cultura participativa implica un trabajo hacia una inteligencia colectiva

En una coyuntura económica desfavorable la cultura de compartir adquiere una importancia capital porque permite rentabilizar esfuerzos y reducir costos, cosa que raras veces se tiene en cuenta en la cultura de la abundancia.
Compartir no implica regalar ni tampoco aprovecharse del trabajo de los demás. Compartir es crear a partir de lo existente y revertir el conocimiento que ello ha generado. Esa es la forma de contribuir.
Todo autor tiene derecho a decidir como quiere publicar su obra. Puede hacerlo con copyright, con alguna de las modalidades de licencia Creative Commons o sin que esté sujeto a ningún tipo de licencia. De la misma manera cada persona puede decidir qué tipo de contenidos consume sin más condicionamiento que sus propias convicciones. Y tan lícito es lo uno como lo otro.
Obviamente avanzamos hacia una cultura cada vez más instalada en la virtualidad, el conectivismo y la apertura, en la que lo lógico es trabajar en favor de una inteligencia colectiva con todos los recursos y herramientas disponibles.
Han contribuido a ello movimientos sociales como Open Source (software libre), Creative Commons (otras licencias como alternativa al copyright), Open Education (educación para todos), OER (recursos educativos abiertos) y los desarrollos en minería de datos e inteligencia artificial.
Nunca hasta ahora habíamos tenido un acceso tan fácil a datos e información ni tantas posibilidades de crear recursos de calidad a un coste mínimo.
Aprovechemos la ocasión para crear el mejor entorno posible para cada organización. Esto es algo que afecta a todos los estamentos. Tengo el placer de contribuir a ellos desde este proyecto.

Apertura y sentimiento de propiedad en torno a los MOOC

En otoño de 2008, George Siemens y Stephen Downes, desde la Universidad de Manitoba, lanzaban un curso abierto y on-line que podía cursarse de forma gratuita o de pago y que, por la novedad, obtuvo un récord de inscripciones que le ha llevado a ser el más masivo durante tres años (CCK08).
Cuantos quisieron participaron en la  gestación de CCK08, puesto que a través de un foro abierto en Google.docs, Siemens y Downes sugerían y pedían a la vez ideas para gestionarlo ante la avalancha de inscripciones recibidas.
No fue una experiencia neutra. Su resultado dependía de las expectativas iniciales de cada uno. Y así, hubo quien se mostró encantado por el formato y la alta dosis de conectividad y quien acabó totalmente defraudado porque esperaba un curso de e-learning tradicional (sin tener en cuenta que dos tutores no pueden gestionar correctamente 2.000 alumnos). Entre ambas posturas, lógicamente, hubo una gran variedad de matices (unos optaron por quedarse en el papel de observador, otros abandonaron).
Los siguientes MOOC's ya no fueron gestionados de la misma manera y no obtuvieron el mismo número de inscripciones, cuya cifra que se resintió considerablemente. Sin embargo, habían conseguido su objetivo: Señalar que otros modelos educativos eran posibles e iniciar una nueva etapa.
Tres años después Sebastian Thürn y Peter Norvig lanzan otro tipo de curso masivo (yo nunca oí que ellos lo llamaran MOOC) primero desde el Laboratorio de Ingeniería de Stanford y ahora con Udacity. Son cursos gratuitos, no cursos abiertos (algunos dicen que con ello pierden la O de open). 
A diferencia de los MOOC ofrecen contenidos propios (disponibles en You Tube y por tanto, accesibles para no inscritos) sujetos a derechos de autor, algo que se advierte en el momento de la inscripción. A diferencia de los MOOC están gestionados por sistemas automatizados y no hay un dinamizador de los Foros.
En ambos casos sus resultados han superado todas las expectativas. Como dato, el primero de estos cursos tuvo más de 200.000 inscritos (multiplicó por cien los del primer MOOC). Por su parte, el primer curso de Udacity tuvo 90.000.
Coursera tampoco encaja en el modelo MOOC porque tiene una gestión más similar a Udacity.
Tampoco lo es NANEC, el curso que ofrece la UdIE-Universidad de Valencia, pese a que en sus dos ediciones ha contado con la colaboración de mismísimo George Siemens. Y no lo es porque aunque es on-line y ofrece contenidos abiertos, personaliza al máximo ofreciendo tutorías semanales y, por ello, obviando la M de masivo.
Etiquetarlos no conduce a nada. Lo innegable es que todos ellos son fruto de una evolución derivada de la mejora de la tecnología que permite una gestión automatizada o mixta. Por ello no entiendo demasiado bien este afán por etiquetarlos ni el sentimiento de propiedad en torno a ellos. La polémica y el cuestionamiento a este nuevo modelo de cursos no aporta nada.