El estudio Correlación neural de la admiración y compasión, realizado por el Instituto del Cerebro y la Creatividad, de la Universidad de California del Sur (USC), y financiado por los National Institutes on Health y la Mathers Foundation, destaca el coste emocional, que, especialmente en los más jóvenes, podría acarrear una sobreexposición a espacios de rápido intercambio de mensajes y noticias como Twitter, Facebook, o la televisión, ya que puede afectar al correcto desarrollo de emociones humanas como la compasión o la admiración.
Este es un factor importante en el campo educativo, como señala Mary Helen Immodirno-Yang, una de las autoras del informe, ya que la función de los educadores es formar ciudadanos con valores éticos y morales, por lo que es importante entender cómo afectan las interacciones sociales a la interacción entre el cuerpo y la mente.
Para realizar este estudio se utilizaron historias reales que indujeran en trece voluntarios sentimientos de admiración ante las virtudes y habilidades y de compasión ante el dolor físico o social y los escáneres cerebrales mostraron que los voluntarios necesitaban de 6 a 8 segundos para responder a las historias sobre virtud o sufrimiento social, una velocidad de reacción mucho más lenta que la registrada en las respuestas al dolor físico.
Pese a ello, los responsables del estudio no consideran que el problema sea internet, sino la utilización que hacemos de sus herramientas. Por su parte, Manuel Castells, investigador de la cátedra Annenberg de Comunicación, Tecnología y Sociedad de la USC, minimiza el impacto de las redes sociales al considerar que pueden contribuir a la reflexión emocional en mayor grado que la televisión y los videojuegos.
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Fuente: newswise
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