Un estudio realizado por Acrobat.com indica que el modo tradicional de hacer negocios evoluciona hacia nuevas formas gracias a las nuevas tecnologías y, en especial, a las plataformas de redes sociales que permiten la consumerización de la colaboración, o lo que es lo mismo, la adaptación de su uso a los gustos o las necesidades personales.
El estudio identifica cuatro categorías principales de trabajadores del conocimiento:
- Líderes, formada por jóvenes profesionales que utilizan una variedad de nuevas tecnologías tanto en el trabajo como en su vida personal
- Activos, formado por profesionales mayores de 35 años que se han adaptado a las nuevas tecnologías para satisfacer las cambiantes demandas de su puesto de trabajo
- Seguidores, formado por aquellos que básicamente se limitan al uso del e-mail,
- Resistentes, formado, en general, por los trabajadores de más edad que se muestran reacios a adaptarse a los cambios en el lugar de trabajo y las tecnologías de oficina
Lógicamente la tendencia ha de ser formarse para evolucionar hacia el primer grupo. De hecho, es cada vez más patente que las generaciones más jóvenes prefieren la sincronía en las comunicaciones, relegando, cada vez más, fórmulas asíncronas como el e-mail que, sin embargo, sigue siendo la más utilizada y la que, en un pasado muy reciente, cambió la forma de relacionarnos, de aprender y de hacer negocios.
Pero ¿quién te enseña a manejar estas nuevas tecnologías y a ser competitivo con ellas?. ¿La escuela?, ¿La empresa o institución?, ¿Uno mismo?
El profesor de psicología de la educación en la Universidad Complutense, José Antonio Bueno, en unas declaraciones a la agencia Europa Press, asegura que los alumnos dan mil vueltas a los docentes en el uso de las TIC, pues, por norma general, los profesores no tienen una suficiente formación en informática. Por ello cree que muchos profesores se van a mostrar reticentes a la medida anunciada por el Gobierno español de dotar a los alumnos con un ordenador portátil para informatizar la enseñanza, una medida relativamente nueva puesto que ya hay centros educativos públicos que disponen de un ordenador por alumno.
Quiero pensar que en este punto exagera mucho ya que si un niño es capaz de aprender la utilización de estas herramientas por si mismo, un adulto que vive en esta sociedad, se dedica a la enseñanza y sabe (o debería saber) que el conocimiento evoluciona, por lógica, también puede hacerlo y, además, debe preocuparse de ello como, por otra parte, ha hecho la gran mayoría de sus colegas. No es de recibo pensar que con lo que uno sabe ya basta.
No coincido con José Antonio Bueno cuando dice que el hecho de que el alumno aprenda no depende de si tiene o no ordenador, sino de la forma de enseñar del profesor.
Entiendo que no todos aprendemos de la misma manera aunque tengamos la misma fuente. La clave para un buen aprendizaje ya no está sólo en el profesor sino en la metodología utilizada y en el grado de amplitud y flexibilidad que ésta lleve implícito.
Disponer de un ordenador es importante porque permite utilizar una gama de recursos fundamentales en la nueva sociedad del conocimiento y explotar al máximo las posibilidades de las herramientas útiles o necesarias en cada situación de aprendizaje.
Otra cosa distinta es plantearse el nivel de gasto público que ello conlleve y la conveniencia o no de realizarlo en este momento. Pero ello sería un tema de gestión y no de educación.