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viernes, 1 de agosto de 2008

El proceso de cambio en los modos de acceso a las fuentes de información se consolida

Las nuevas formas de aprender cambian la estética tradicional de las bibliotecas. No hace tantos años, en España, biblioteca era sinónimo de libros, de consulta en enciclopedias y diccionarios de prestigio para realizar trabajos escolares.

Hoy, gracias a las conexiones wifi, muchos usuarios trabajan en ella con sus portátiles. Las consultas ya no se hacen siempre en las bibliotecas. Cada vez son más las personas que usan la red para resolver sus dudas y muchos los que utilizan Wikipedia.

Pero algo ha cambiado. Antes nadie dudaba de la veracidad de lo que ponían diccionarios y enciclopedias en papel impreso. Lo habían elaborado los expertos. Ahora, en cambio, cada vez es más frecuente ver como algunas voces cuestionan la calidad de las enciclopedias virtuales.

Sin ir más lejos, los responsables de Wikipedia se reunían el pasado fin de semana en la Biblioteca de Alejandría con motivo de la Wikimedia International Conference, preguntándose, pese a que ya tienen más de ocho millones de artículos en 250 idiomas- cómo garantizar la calidad y aumentar la generación de contenidos en idiomas como el español, y planeando como próximos objetivos la generación de contenidos en los idiomas de la India y África.

Google, por su parte, pone en marcha una versión beta de Knol, su propia enciclopedia virtual, con una organización distinta -incluye publicidad que no siempre tiene que ver con el contenido del artículo-, lo que supone una clara alternativa a Wikipedia.

Y, aunque no es una enciclopedia, El País y Santillana acaban de lanzar seis nuevos diccionarios virtuales en tres idiomas distintos.

Si a todo ello unimos otras formas de acceder a la información como pueden ser las redes sociales, definitivamente parece que el proceso de cambio en los modos de acceso a las fuentes de información se consolida.

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