Según el indicador de desigualdad de ingreso más generalizado, el Índice de Gini, cinco de los diez países más desiguales del mundo se encuentran en América Latina, mientras que los países más equitativos de la región tienden a ser más desiguales que los más desiguales de Europa.
Ante este panorama, la educación superior, a través de los distintos programas de becas o de movilidad, supone una inversión estratégica, ya que crea un capital social, impulsor de sinergías que pueden reconvertir la situación.
En este proceso, España aparece como el nexo natural de colaboración.
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Fuente: Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad
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