Hace sólo unos años, una información obtenida a través de las fuentes tradicionales o distribuída a través de los medios de comunicación masiva gozaba de total credibilidad. Ahora, sin embargo, hay una clara rotura de esta confianza en favor de nuevas fórmulas narrativas propuestas por los pares.
En los medios tradicionales, la objetividad se presupone en los contenidos que se dirigen a una audiencia extendida. Sin embargo, en la red la búsqueda de esta objetividad se desplaza desde el contenido hacia el método, y, precisamente por ello, datos e información pierdan valor ya que sólo se les presta una atención parcial (continua pero parcial) en la certeza de que éstos tendrán una rápida actualización.
Trasladando esta situación al campo educativo, las fuentes tradicionales (con un posicionamiento centralizado, poco ágiles, ...) también sufren una pérdida de confianza, mientras que los datos e información en la red (social media), pese a que vivimos en lo que se denomina era de los datos e información, pierden igualmente valor en favor de unos métodos generadores de patrones ubicuos, por lo que es necesaria un readaptación inminente.
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